Durante toda la entrevista, su máxima es
la búsqueda de la felicidad en las cosas que
importan verdaderamente, “por eso cuando
tuve a mis mellizos me di cuenta de que no
me compensaba pagar a una persona para
que los cuidara y decidí dejarme el trabajo de
profesor de dibujo para hacer yo de cuidador
de ellos. No me arrepiento, llevo 5 años dis-
frutándolos al máximo aunque no descarto
volver a la docencia porque también me gusta
mucho y ahora que ellos son más mayores, la
podría combinar con la pintura”.
Es difícil entender que Luis Lonjedo se de-
jara la seguridad que ofrece la docencia, por
la pintura, y no nos deja acabar la frase para
responder que “en muchas ocasiones nos ol-
vidamos de ser felices y que además cuando
conseguimos alcanzar la felicidad, puede ser
muy escurridiza. La vida es un juego y esa fa-
ceta no la podemos obviar”.
Luis Lonjedo
Ilustrador y pintor