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COMUN

ICAV 26_27

SE ESTÁ HABLANDO

JULIÁN QUIRÓS

Periodista

Director del periódico

Las Provincias

La LECrim establece que las diligencias del su-

mario serán secretas en su fase de instrucción

hasta que se abra juicio oral. Pese a esto, se pro-

ducen “filtraciones”. ¿Son los medios de comu-

nicación responsables?

Si se trata de supuestos fijados para una comuni-

cación oficial difícilmente podemos estar hablan-

do de filtraciones, sino de un mecanismo reglado.

En todo caso, la libertad de información desde el

prisma de los informadores no puede plantearse

desde los supuestos resquicios de cada ley en

concreto. Los medios de comunicación no pueden

ser un operador más del sistema de administra-

ción de justicia. Nuestra lógica es otra porque otra

es nuestra función social: contar todo aquello que

consideramos que es noticia y a lo que hemos

tenido alcance, bajo dos parámetros básicos. El

primero, la veracidad. Y el segundo, el interés pú-

blico de la información.

¿Cree que en ocasiones se pueden estar traspa-

sando líneas rojas?

Yo creo que sí. Ahora, tengamos algo en cuen-

ta, los periodistas no obtienen su información

de asaltar los juzgados por las noches, ni de for-

zar cajas fuertes o hurtar maletines ni acceder a

ordenadores ajenos. Un periodista obtiene una

información cuando alguna de las partes se la

facilita voluntariamente. La ley es muy clara en

esto. La filtración de información es un delito,

su difusión por un medio no. Distinguiendo con

claridad la responsabilidad y las obligaciones de

unos y otros. No puede ser que nos reclamen a los

medios que asumamos como propio el papel que

le corresponde a otro. Dicho esto, a veces desisti-

mos de publicar información o la retrasamos en

función de distintas variables, como el daño gra-

tuito o innecesario, el perjuicio a una operación

policial en marcha, etc.

¿Cuál sería la solución para evitar los denomina-

dos “juicios paralelos”?

Yo creo que para evitar la famosa ‘pena del te-

lediario’ todos podemos ayudar en algo, también

los medios de comunicación, pero quien tiene que

actuar y poner remedio sin duda es la adminis-

tración de justicia, preservando los derechos del

detenido o del investigado. Lo que no puede ser

es que se detenga digamos a un cargo público

en su casa, como ocurrió nada menos que con

un delegado del Gobierno, con aparatosidad, con

un registro de muchísimas horas en la que está

recluida toda la familia del afectado, luego se le

traslade a un calabozo, luego se le lleve ante el

juez, paseándolo por delante de fotógrafos, ve-

cinos, etc., con la consiguiente comunicación ofi-

cial del TSJ, y que finalmente el debate sea si las

televisiones tienen legitimidad para retransmitir

esas imágenes o los periódicos dar esa foto.

¿Cree que los medios de comunicación tienen

una respuesta suficiente a la hora de resarcir al

investigado en casos de daño al honor?

No sé si es inevitable, pero las autoridades judicia-

les deberían extremar el celo en el origen, es decir,

en qué se dice de cada quién, en no causar vícti-

mas innecesarias. Si un grupo policial, un fiscal y

un juez señalan supuestos delitos al presidente

de la Autoridad Portuaria, por ejemplo, el medio

no puede esperarse a que haya una sentencia fir-

me para informar del caso. Porque vulneraría su

papel y la sociedad tampoco se lo permitiría. Ha

de contarlo. Ahora si, como es el caso, una instan-

cia judicial superior lo acaba archivando después,

creo que estamos obligados a publicar con el ma-

yor realce posible esa noticia exculpatoria.

“Para evitar la famosa ‘pena del

telediario’ todos podemos ayudar

en algo, también los medios de

comunicación, pero quien tiene que

actuar y poner remedio sin duda es

la administración de justicia”